El sanjuanino pasó por Ojo Deportivo y repasó su carrera por el mundo, sus años en la Selección, su presente en UPCN y una vida marcada por el vóley, la familia y la competencia.

Alejandro Toro volvió a San Juan y lo hizo con un solo objetivo: volver a ganar con UPCN. El exseleccionado argentino, con pasos por Francia, Grecia, Rumania y Bulgaria, se sentó en el living de Ojo Deportivo para una entrevista sin filtros, con anécdotas, confesiones y mucha emoción. “Estoy feliz de estar otra vez en UPCN, este club se arma para ganar, y eso es lo que me motiva”, expresó.

A lo largo del streaming, Toro repasó sus inicios en la U, su evolución personal, sus años como jugador internacional y también su presente como padre y competidor. Y no faltaron las historias desopilantes, los mensajes sorpresa de amigos y familiares, y una cuota justa de picante.

“Volví porque este año se armó un equipo que quiere ganar. Y a mí me encanta competir, no soporto la idea de conformarse. Si no es para salir campeón, no sirve”, dijo sin vueltas. Con Ciudad como principal rival, Toro avisó que UPCN “entrena como nadie en el país” y se prepara para llegar afilado a los momentos decisivos.

El Toro que casi fue de la naranja

Antes de ser un referente del vóley argentino, Alejandro Toro tuvo un fuerte vínculo con otro deporte de equipo y pasión colectiva: el básquet. 

En categoría U16, defendiendo la camiseta de Hispano, le tocó disputar una final decisiva en Jáchal. El contexto era único: el estadio repleto, luces, música, presentador, todo montado para que el equipo local festejara su primer título. Pero un triple de un compañero en el último segundo silenció el estadio y forzó un tercer partido.

En ese momento, el árbitro levantó ambas manos, indicando que el lanzamiento había sido válido. Sin embargo, Toro interpretó la seña como lo contrario, entendiendo que el tanto no valía. ¿El resultado? Se enfureció, lo encaró al juez y terminó expulsado.

Pero la historia no terminó ahí. Suspendido para el partido del día siguiente, convenció a algunos compañeros de escaparse del alojamiento nocturno por una ventana para ir a un bar cercano. El plan se descontroló, se cruzaron con gente del club y al día siguiente la mitad del equipo quedó fuera del decisivo tercer juego. “Hicimos todo mal”, reconoció entre risas y vergüenza en la entrevista, admitiendo que fue una de las acciones más rebeldes de su juventud deportiva.

Así, entre enojo, competitividad desbordada y una historia que mezcla talento y rebeldía, el básquet perdió a un jugador... pero el vóley ganó a uno de sus grandes referentes.

Una carrera impensada

Alejandro soñaba con jugar una liga en Obras… y terminó jugando en Francia, Grecia, Bulgaria y Rumania. “Nunca me imaginé llegar a la selección mayor. Yo veía a esos jugadores por la tele. Cuando estuve cuatro años ahí, no lo podía creer”, confesó.

Entre las decenas de anécdotas, se destacaron dos. En una, relató cómo terminó junto a su primo dentro de un tanque de agua por querer subir “a lo más alto del techo” de su casa. En otra, su perro Thor se comió una gallina austriaca valuada en cientos de dólares durante su estadía en Brasil. “Creo que mi amigo nunca me lo va a cobrar”, bromeó.

Familia, valores y orgullo

Toro se emocionó al hablar de su esposa Jose, sus hijas gemelas Bruna y Olivia, y su entorno más cercano. “Siempre trato de inculcarles lo más importante: ser buenas personas. A mí me lo enseñaron en la U, y hoy trato de aplicarlo cada día”. También recibió saludos de sus padres, hermanos, primos y amigos de toda la vida, que repasaron travesuras, triunfos y caídas.

Reviví la entrevista completa en nuestro canal de YouTube y seguí de cerca la temporada de UPCN, con Toro como uno de sus grandes líderes.